Traducimos la entrevista de Esquire a Matt Groening que puede encontrarse originalmente aquí.
Matt Groening siempre será conocido como el tipo detrás de Los Simpson, que ya es la serie guionizada de prime time más larga de la historia de la televisión. No es moco de pavo. Pero el exhistorietista de 64 años no es alguien que se duerma en los laureles de sus Emmys conseguidos: Groening sigue estrechamente involucrado en cada episodio de su serie más conocida (actualmente 639) y ha pasado los últimos años desarrollando una nueva serie de animación llamada (Des)encanto (estreno mañana en Netflix), que se sitúa en el reino mítico de Utopía.
En un día típicamente ajetreado entre los estudios de Los Ángeles donde se hacen sus series, Groening habló con Esquire sobre los orígines de (Des)encanto, su amor por Bollywood y el secreto de la longevidad a lo Montgomery Burns de Los Simpson.
¿Qué inspira a alguien con tres décadas de éxitos a decir «Voy a empezar de cero»?
Simplemente que me encanta crear nuevos mundos. Desde pequeño me han fascinado los mapas fantásticos y los viejos cómics de crimen de la editorial Dell que tenían mapas en las contraportadas. Había un espeluznante póster de 1930 en la sala de estar de mis padres con el título “The Land of Make Believe”, hecho por un artista llamado Jaro Hess. Me asustaba un montón, pero me encantaba. Lo estuve rebuscando solo para colgarlo en mi cocina y asustar a mis hijos. Pero siempre ha sido una inspiración para mí. Es decir, Los Simpson está en su propio universo paralelo y, desde luego, Futurama igual. Y ahora, (Des)encanto es un tercer universo.
¿Cuánto tardó este universo en particular en tomar forma dentro de tu cabeza?
Comencé una libreta de ideas para la serie en 2012… o puede que un poco antes. Cada vez que pensaba en una idea de fantasía diferente, la anotaba y veía si había forma de incluirla en la serie. Tengo listas de todo tipo de criatura pequeña mítica de bosque: gnomos, hadas, diablillos, duendes, gremlins, trolls y un montón que no recuerdo ahora mismo. Está todo en la libreta. Pero es difícil, porque si quieres contar chistes sobre elfos y dragones y esas cosas, muy pronto te das cuenta de que, por ejemplo, absolutamente todos los chistes sobre dragones ya están hechos.
¿Pero siempre quisiste crear otra serie de animación?
Claro. Pienso ideas para series de televisión continuamente. Lo que me retiene es saber lo difícil que es desarrollarlas realmente y decidir si quiero comprometerme con algo que se alarga en el tiempo. Ya sabes, mi tira cómica Life in Hell (Vida en el Infierno) duró 33 años y Los Simpson lleva 29 y contando, aunque Futurama no duró tanto. Así que tengo que tener muchas ganas de hacerlo para lanzarme.
He oído que cogiste inspiración de algunas cosas bastante poco conocidas para (Des)encanto.
No creo que sean poco conocidas, pero otra gente podría considerarlas así, sí. En algún episodio en particular puede haber homenajes a Buster Keaton y a un cineasta indio llamado S. S. Rajamouli, que ha dirigido algunas de mis películas favoritas de la última década. Recomiendo concretamente una película llamada Magadheera. Me estoy adentrando en tierras muy poco conocidas ahora mismo. Pero es que estas cosas me hacen muy feliz.
Cuando empezó, Los Simpson estaba considerada como salvajemente subversiva e incluso polémica. Desde entonces, la cultura se ha vuelto más burda, pero también más políticamente correcta. ¿Has tenido en cuenta los cambiantes límites del humor de 2018?
Nunca se sabe. Si trabajas un par de años en algo, no sabes cómo va a caer o cómo se va a percibir. Conseguir el tono adecuado, por cierto, es lo más difícil de hacer animación. Especialmente en un mundo que es completamente imaginario. El reto está en ver si puedes conseguir que la gente se suba al carro, hacerle olvidar que está viendo dibujos animados y conseguir que se vea involucrada en los sentimientos.
Paradójicamente, según me voy haciendo mayor, me interesa menos la fantasía y más la realidad. Y con realidad me refiero a las emociones reales. Me entretienen los adornos de la serie, pero lo que realmente me pone en marcha son las cosas con corazón.
Obviamente, estar en una plataforma como Netflix os da más libertad que estar en un canal de televisión.
Aún así, pienso en los límites, porque hay algunos. En realidad, una de las cosas buenas de la televisión convencional es que los límites de lo que puedes mostrar y decir están muy claros. En Netflix nos apoyan mucho para que hagamos cualquier cosa que queramos hacer, pero de todas maneras, pronto nos dimos cuenta de que hay cierto tipo de chiste guarro que simplemente no encaja con esta serie. ¿Pero quién sabe qué es lo que molestará a la gente?
Este pasado abril, Los Simpson se convirtió en la serie guionizada de prime time más larga de la historia de la televisión. ¿Cuánto tiempo más crees que durará?
Se trabaja mucho en la serie. No es que vayamos por el estudio pavoneándonos y diciendo «¡mirad cuánto tiempo llevamos en emisión!» Nos centramos en trabajar y es muy divertido. Y si pudiera destacar algo sobre Los Simpson que el fan promedio podría no saber, es que se ha convertido en un foro de diferentes tipos de humor animado. No hay un solo tipo de chiste. Hacemos chistes sobre animación, hacemos parodias, hacemos humor sobre la actualidad, hacemos chistes de telecomedia familiar… en resumen, hacemos todo tipo de enfoques humorísticos diferentes. Y como resultado, la serie no es igual a como era. Pero para mí, tampoco es repetitiva, porque siempre estamos explorando cosas nuevas. Hasta Banksy hizo los storyboards de un chiste del sofá.
Como no concedes muchas entrevistas, me da la impresión de que prefieres que la gente conozca tu trabajo más que al hombre tras él.
Ah, sí. Es el mejor tipo de fama. Si me pareciera a Bart Simpson, todo habría acabado para mí.